14.7.09

Al por menor

“Es cierto, se decía, que no era lo mismo la falsificación y la estafa que el asesinato. La estafa es elegante y popular; matar de a uno es sucio, está mal visto. Al gran público le gustan los falsificadores de arte porque somos puro ingenio —porque usamos nuestro ingenio para conseguir lo que todos querrían—, porque engañamos a gente que no les cae bien —porque son demasiado ricos, porque quieren aprovecharse de algo: para que te estafen es necesario que quieras estafar—, y porque ponemos en ridículo el valor de unos objetos cuyo valor ellos no entienden. En cambio matar es otra cosa. Al gran público le gustan las carnicerías colectivas, las batallas tremendas, los accidentes sin responsable claro. Pero no el homicidio al por menor. El pequeño homicidio tiene muy mala prensa: demasiada prensa. Las voces más altisonantes llevan siglos convenciéndonos de que la vida humana es sagrada. Los voces de los que siempre mataron y mataron: reyes, jueces, curas. Pero los idiotas siguen creyendo en esa tontería: los millones de moscas.”

Valfierno. Caparrós, Martín. Editorial Planeta, 2004.

7.6.09

Vuelta de tuerca.

Mis derechos terminan donde empiezan los derechos del otro a meterme en la cabeza que mis derechos terminan donde empiezan los derechos del otro.

31.5.09

Adios, ganado. (Fin de la serie Rebaño).

No he escrito esto para vos que estás acá al frente leyendo, sino para el que jamás leerá esto porque se ha dado cuenta. Él: que ha comprendido que leer es algo que hacemos para no hacer otra cosa, que no sirve sino para incorporar ficciones ajenas y para que los estúpidos admiren la cantidad de mentiras con las que uno puede llenarse y supuestamente alimentarse. En él ha quedado aprehendida la idea de lo escrito como lo impuesto. Ha descubierto la imagen del autor que el autor mismo ha intentado ocultar por los siglos de los siglos con astucia, esa imagen de escriba corrompido, astuto en pactar con su lector que las reglas son creadas por el relato para así dominarlo, ese absurdo anarquista que es a la vez tirano, esa mentira viviente viviendo de lo único que puede salir de su boca: más mentiras que alimenten las fantasías del lector o (para denominarlo con mayor justicia) del estúpido que enganche y acorrale. En él ha quedado impresa la imagen del autor pastor y esta es sólo una de las tantas razones por las que a él ya no le interesa leer.
Y a pesar de que jamás lea esto, a pesar de la inútil tarea de plasmarlo en letras, quiero expresarle de alguna forma que admiro su energía, pero más su irradiación. La admiro porque está tan salida de la norma, porque es tan corrosiva, tan calurosa, viva y destructiva: tan diferente a tu cuerpo helado que está aquí al frente leyendo, temblando acurrucado al calor de los textos que supones vivos y fulgurantes, entrometiendote para ello en una ficción construída a base de letras estampadas y aún más heladas que tu cuerpo, estorbando en una conversación imposible con un otro claramente ausente, sin reparar en que lo único que estás haciendo es rumiar praderas interminables de letras y palabras ajenas que luego vomitarás yacente al lado de otras vacas igual de silenciosas y retardadas.
Tengo que informarte con tono triste y desalentado, que le hablo al corrompido porque a vos sólo me gustaría destruirte, pero parece que la única forma de hacerlo sería dandote de comer más mentiras, y eso me tiene cansado. Lo que me encantaría es destruirte honestamente, reventándote a patadas hasta que no existas, o hasta que decidas dejar existir como sos para patear esta ficción y todas aquellas en las que te des cuenta que te están imaginando tal como sos en en este mismísimo momento: una masa innerte, una herramienta que necesita ser utilizada para tener sentido, una vaca que necesita ser engañada de que el corral es la vida. Y sí, puedo pedir eso y mucho más. Puedo pedir las cosas más absurdas que se me ocurran porque esta es mi ficción y eso me da todas las libertades mientras continúes en tu rol de lector.
Pero ya basta de hablarte a vos, rumiante tragalibros que pensás que el contrato de lectura es un trato justo y jamás entenderás que esta ficción es un pacto donde el autor hace lo que se le canta el culo y el lector debe aceptar calladito que lo traten como vaca estúpida y le digan en la cara lo encantado que estarían de reventarlo a patadas. Basta de hablarte para que sólo sonrías como una comprensiva vaca idiota y rumiante, que así jamás te convertirás en el ser al que yo debo hablarle para decirle cuán sabrosa me resulta su liviandad.
Él es ágil, él sabe autocorromperse y además sabe que eso es lo único necesario para poder destruir antes de ser destruído. Que el único que tiene el poder (y por lo tanto el deber) de destruir lo que no le parece bien es él. Y sabe que ese es su deber porque él es el incorrecto, porque se ha dado cuenta que el incorrecto no es más que aquel que se hizo fuerte y le hizo frente a lo que siempre trató de corregirlo. Es el que sabe apropiarse del aire para que su llama interior haga arder las estructuras de adentro y de afuera. Es quien odia a los demás por ser felices alimentándose y rumiando, a aquellos que sólo dejarán de leer para comentar con otras vacas estúpidas que tal cosa no les gustó por tal motivo, que el valor estético, que el arte igual que la política siempre lo mismo, que nada va a cambiar, que cómo están las cosas, que todos son igual de corruptos, mientras rumean pasivamente el pasto que cualquiera les haya puesto en su corral para engordarlas, procurando que no se muevan, que no sean nada sino ganado.
Él es quien odia que lo correcto sea creer que no moverser es una elección, una forma de ser feliz. Es quien se mofa de la idiota competencia entre estas idiotas vacas rumiantes por engordar más, estresarse menos, tener la carne más tierna, ser mejor ganado.
Y lo que más deseo es que su corrupción sea tan excesiva y brillante que te queme el estómago. Que te corrompa a vos, ternero débil y enfermo de lectura. Que sus corrupciones te yerren, que les deje su marca para que sepan que son su ganado y por lo tanto su propiedad. A usarte!, a mantenerte acorralado en discursos, para carnearte y asarte cuando él desee, porque te comportás como vaca.
Quiero pedirle nomás que me invite a ese asado, estimado corrupto. Va a ser importante para mi, y así se va a ganar mi estimación como persona. Con cuanta alegría voy a masticar al que ahora se conforma con masticar mis letras impasible para después no hacer nada sino rumiarlas y seguir mirando la vida pasar con ojos de vaca viva pero tan muerta, vaca tan hecha solo para masticar y ser masticada.

SERIE REBAÑO:
Rebaño V - "Construyendo" la opinión de un país.
Rebaño IV - Hola perritos pastores!
Rebaño III - Apología anti-ideológica o no tanto.
Rebaño II - Enrique Symns
Rebaño I - Heidegger

9.3.09

Sobre la escalada de violencia en los robos:

“Una sociedad tiene todos los delincuentes que se merece”
Emma Goldman

2.3.09

Rebaño V - "Construyendo" la opinión de un país



Screenshot de la sección "El País" del 2 de marzo de 2009. Me parece que en mi país pasan algunas otras cosas además de lo que hace, dice o ataca Cristina. Quizá hasta más importantes.

Disclaimer: si bien este blog no es precisamente oficialista, sí se encuentra a favor de la reforma a la ley de Radiodifusión en argentina, que servirá para promover la desconcentración en el mercado audiovisual, reduciendo de 24 a 10 la cantidad máxima de licencias por empresa. Esto jodería claramente al Grupo Clarín, quien en caso de que se lleve a cabo, va a tener que resignar algún que otro medio de comunicación, y ha sido uno de los motivos por el cuál este medio le ha hecho la guerra desde el conflicto del campo.


Rebaño IV - Hola perritos pastores!
Rebaño III - Apología anti-ideológica o no tanto.
Rebaño II - Enrique Symns
Rebaño I - Heidegger

15.2.09

El Proceso



Llevada al cine en 1962 por Orson Welles, en base a la novela de Kafka de 1925.
Podés descargarla legalmente.