Pantanos de la selva.

Hay caminantes de la noche que saben que El Mosca tenía razón, y se miran al cruzarse. Están tan vacías las calles a ciertas horas, están tan sueltas las ganas de salirse del corral... se miden, pero saben que lo peor es que no pase nada, y que es de eso, de lo que tienen más miedo: que la ciudad realmente se haya convertido en un lugar donde cada uno pueda pasearse sin que algo se entrometa en nuestras vidas, sin que algo nos tome por sorpresa, sin que algo destruya nuestra puta cotidianeidad, ese bozal que nos calla poco a poco y erosiona las almas a cada roce. Imploran sus miradas al cruzarse aunque sea una pregunta absurda, una paranoica coincidencia de destino, un ataque en la oscuridad. Imploran encontrarse con el lobo suelto, enfrentarlo, y descubrir sangrando que al lobo lo tenemos todos: adentro. Atado. Embriagado.

y cómo pasa el tiempo / sin fuego, sin fuego
Luis Alberto Spinetta, No te busques ya en el umbral (youtube)