18.2.08

De aquellas veintiséis ventanas (Formalidades, parte IV)

Veo 27 ventanas desde el patio de mosaicos y una sola es mía. Ventanas, que en realidad son mentiras, que son promesas de libertad de los cubículos donde vivimos, de las jaulas donde nos han enseñado a autoencarcelarnos como les enseñan al ganado a volver al corral para su protección de los supuestos lobos.

MS> te queda cerca?
>>> cuadra y media.
>>> a veces voy muy de noche a caminar también. Tipo 2, 3am.
>>> es parte de mi insanidad mental.
MS> jajaja, alguna vez te pasó algo?
>>> no. Es mentira lo de la inseguridad. Están los mismos riesgos que hace 90 años, la calle está igual de peligrosa. Los medios masivos insisten en exagerarla y compararla con un pasado ilusorio más seguro :P
>>> he estado en morón a las 3 de la mañana, caminando solo, por la zona de boliches de cumbia, y lo máximo que me ha pasado es que me pidan fuego
MS> sii, pero ninguna plaza en si es muy segura a la noche
MS> sii... eso es verdad...
>>> la otra vez había un tipo que estaba medio loco o medio cagado de miedo, no se.. la cuestión es que empezó a rondar cerca mío en el parque. Creo que quería hacerse amigo y no se animaba.
>>> pero después empecé a ir más para adentro, pasé por el lado de donde estaba él, y luego me mandó un mensajito una amiga para ver en que andaba, así que decidi volverme a casa a chatear con ella, y pegué media vuelta y volví por donde estaba el tipo. Inmediatamente el tipo se paró y empezó a caminar rápido.
>>> Es increíble como en las ciudades se estimula el miedo a la gente.
>>> el máximo miedo del ser humano se convierte en el mismo ser humano.

Pero de aquellas otras 26 ventanas, no puedo sacar nada que me interese. Porque son demasiado cotidianas, y demasiado ajenas a la vez. Y ese roce es terriblemente demotivador. Odio tener que parecer simpático y saludar en el ascensor y en la puerta, y que zás! de repente salga el tópico metereológico y los resultados futbolísticos del domingo y los comentarios sobre la inseguridad en los principales titulares noticiosos. Cuánta superficialidad dialéctica que hay que soportar! Qué insípidas relaciones construye uno con estos seres ajenos y cotidianos, aún siendo uno un interesado en lo humano, aún sabiendo que las personas son seres que nos llenan de intriga y perspicacia, como laberintos donde entretenerse y donde perderse. Laberintos donde uno puede darse cuenta que está totalmente desorientado en el momento en que creía estar seguro de conocer la salida. Y uno se equivoca con las personas, se choca con las paredes de sus laberintos y hasta les hace trampas, ata un hilito en la entrada y se va del juego cuando quiere, se va del juego antes de encontrarse con el minotauro que cada uno lleva adentro aún sabiendo que eso está mal, que hacer trampa es fallar. Pero pedir disculpas es un acto vil. Tampoco me gusta la gente que anda pidiendo disculpas a mansalva. Porque al hacerlo uno esta pidiendo que lo dis-culpen, que le saquen esa carga de las culpas como si fueran pecados que se pueden descargar así desde la palabra tan facilonga y automática. Resulta ser una de esas formulitas cotidianas y ajenas como los vecinos, que nos resultan tan normales hasta que uno observa con mayor profundidad, donde la única respuesta que se espera es un misericordioso y formulaico "está bien", porque a uno no le puede costar nada reestablecer el orden y que todo esté bien de nuevo desde esa posición de todopoderoso dis-culpador a la que inmediatamente esa lógica perversa nos somete.
Es parte de todas esas sutilezas de las maneras formales y correctas que no me banco, que desde siempre me han resultado artificiales y hasta barrocas si se quiere. Que me cuesta incorporar así sin pensarlas y resultan un problema al construir relaciones sociales... estamos tan acostumbrados a ciertos protocolos. Pocas veces tengo un gracias sincero para dar, o necesito pedir perdón sinceramente. Ojalá podría calificarme de recio al respecto, pero ni siquiera de eso se trata. Los recios son fuertes y omiten con seguridad todos esos protocolos si los encuentran innecesarios. Se hacen fuertes ahí, a pesar de ser tan frágiles como todos. Yo no tengo ninguna seguridad al respecto. Los gestos que los demás tienen conmigo me agarran súbitamente haciendome quedar como un tarado o como un desagradecido. El vecino espera a que yo entre para recién cerrar la puerta y en vez de agradecerle, paso cabizbajo pensando en qué ventana vivirá, con qué distraerá a sus angustias cuando vuelve de su trabajo o de su responsabilidad esquiladora de turno, qué lo habrá llevado a decidir como a millones más a venir a amontonarse a esta pegajosa y ensordecedora ciudad o si simplemente nació acá y jamás se le ocurrió moverse. Qué lo hará manejar protocolos absurdos con tanta seguridad pero volverse un manojo de inseguridades ante el menor absurdo fuera de sus costumbres.

MPM> es increíble la vulnerabilidad del hombre a veces...
MPM> como en segundos un hombre puede derrumbarse...
>>> si. es cierto también
>>> estámos hechos del cristal más frágil y jugando a que somos autitos chocadores
>>> y la mayor parte del tiempo estamos teniendo más suerte de lo que pensamos.
MPM> y algunos creyéndose camiones, que pueden ser igualmente achicharrados ante el dolor, la humillación, la vergüenza...
>>> la indiferencia, la exclusión
MPM> y el hombre fuerte, erguido,omnipotente... paaff..cae al suelo, cae a su realidad, a su esencia..
>>> se descubre como rata aplastada en la trampera, muchas veces cuando estaba a punto de comer el queso
>>> hay un cuento de Cortázar que tiene un título larguísimo, al respecto [de la fragilidad]..
MPM> sin siquiera soportar su propio olor, y está ahí, al descubierto, ante su ser y ante los demás seres...que se muestran soldaditos erguidos, y en fondo es el mismo olor, la misma rata...
>>> la encontré, te pego el título, que es bastante largo:
>>> PEQUEÑA HISTORIA TENDIENTE A ILUSTRAR LO PRECARIO DE LA ESTABILIDAD DENTRO DE LA CUAL CREEMOS EXISTIR, O SEA QUE LAS LEYES PODRÍAN CEDER TERRENO A LAS EXCEPCIONES, AZARES O IMPROBABILIDADES, Y AHÍ TE QUIERO VER.


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